El sexo oral es una práctica cada vez más común entre los adolescentes
El sexo oral es una práctica cada vez más común entre los adolescentes
Fuente: www.canalsalud.com Los adolescentes norteamericanos distinguen entre sexo y sentimientos. Así, consideran normal tener encuentros sexuales, siempre que no haya penetración vaginal, con alguien al que no se sienten emocionalmente ligados, mientras que reservan el sexo vaginal para "esa persona más especial". Además, hacen otra distinción: si no hay orgasmo, no es sexo. Sexo sin sentimientos La Dra. Haffner se entrevistó con un par de docenas de adolescentes, los cuales señalaron que el sexo oral es aquel que se puede mantener con cualquier persona sin necesidad de tener con ella una relación especial porque, aclararon, para esa situación "están las relaciones sexuales coitales". Esta diferencia emocional entre cada tipo de relación es ampliamente conocida por los expertos que trabajan con los jóvenes: para ellos el sexo oral no va ligado a lazos emocionales.Los profesionales de la salud refuerzan la idea aparecida en la prensa en la que se ponía de manifiesto que los adolescentes de hoy consideran el sexo oral como una forma menos arriesgada y menos comprometida (en cuanto a intimidad) de mantener relaciones sexuales. "El sexo oral es visto como algo muy distinto a las relaciones sexuales", apunta Susan Rosenthal. Lo que entienden por sexo El Dr. Robert Blum, Director del Programa de Salud para Adolescentes de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, afirma que "sabemos que hay muchas prácticas sexuales distintas a la penetración que predisponen a los jóvenes a resultados negativos para su salud. Lo que en realidad no sabemos es la edad en la que se focaliza la abstinencia y qué es lo que la gente joven entiende por ser sexualmente activo". En los datos obtenidos de las encuestas realizadas en el año 1991 a más de 600 estudiantes de bachillerato, el 59% creía que el sexo oral no se podía calificar como sexo y el 19% pensaba lo mismo con respecto al anal. Al igual que los chicos, el 56% de las chicas aseguró que el cunnilingus y la felación no son sexo. Sólo es sexo si hay orgasmo Lo que los adultos consideran sexo también cambia en función de las variables contextuales y situacionales, como quién hace qué a quién y si eso lleva al orgasmo. Por otro lado, siete años más tarde, el 54% seguía sin considerar la felación como una forma de sexo y el 59% opinaba lo mismo del cunnilingus. Estos resultados eran además más altos si se especificaba que con el sexo oral no siempre hay orgasmo. En cuanto a la consideración que los jóvenes tienen de su pareja, no es la misma si se ha tenido sexo oral que vaginal, ya que en el primer caso el compañero se considera sólo "pareja sexual". Cuestión de percepciones Una fuente importante de información para los adolescentes son las revistas especializadas en este público, pero al mismo tiempo, arrojan información a los investigadores sobre qué es lo que piensan ellos sobre el sexo oral. Lo que entienden por abstinencia Si los adolescentes perciben el sexo oral como una forma diferente al sexo, el problema está en entender qué es para ellos la abstinencia. Un estudio realizado en 1999 sobre 282 adolescentes de 12 a 17 años residentes en zonas rurales del medio-este de Estados Unidos muestra cómo los adolescentes que han recibido educación sobre la abstinencia interpretan bien el término, sobre todo los más mayores.No obstante, la gama de respuestas obtenidas fue muy amplia y variaba desde un simple "besar" a "hasta justo antes de la penetración vaginal". Así, uno de los estudiantes consultados veía el matrimonio como una forma de abstinencia mientras que para otros significa llegar tan lejos como uno quiera o hasta que deja de sentirse cómodo. Abstinencia es evitar embarazos De este modo, existen datos que muestran que el 61% de la población estudiantil considera la masturbación mutua como una forma de practicar la abstinencia, el 37% describe así también el sexo oral y el 24% piensa lo mismo con respecto al anal. Ante los resultados obtenidos, los autores percibieron que evitar los embarazos era la finalidad de este grupo, por lo que todos los comportamientos desligados de la gestación eran considerados abstinencia. Finalmente, casi un 25% de ellos etiquetó las acciones de besar, bañarse y ducharse juntos como "no-abstinencia". Por lo tanto, el problema que ven los investigadores a este respecto es la falta de consenso entre los educadores al definir los términos. Antiguamente se consideraba abstinencia todas las actividades sexuales en las que intervinieran los genitales, por aquello del embarazo, y parece ser que es precisamente evitar éstos lo único que ha transcendido, causando la actual confusión terminológica. Consecuencias e implicaciones Si los adolescentes perciben que el principal objetivo de la abstinencia es evitar embarazos, adquirirán comportamientos esquivos al embarazo como seguridad y abstinencia. Pero el problema subyacente es que no han sido debidamente educados sobre el riesgo potencial de las relaciones no coitales, por lo que se dedican a mantener estas actividades sin tener plena conciencia de sus consecuencias. No obstante, los padres y los educadores necesitan esforzarse más para ayudar a sus hijos a interpretar libremente el contexto en el que se emiten los mensajes sobre sexualidad, con los que constantemente se les bombardea desde los medios de comunicación, sobre todo desde Internet. Varios de los expertos consultados para los estudios están de acuerdo con la línea que se está siguiendo actualmente en cuanto a la educación que los quinceañeros están recibiendo con el fin de que sean capaces de identificar aquellas relaciones que impliquen violencia o abuso, pero desde su punto de vista, "aún queda mucho camino por recorrer".
Los adultos y los jóvenes no tienen que tener necesariamente la misma percepción ni estar de acuerdo en qué actividades está implícita la palabra sexo. El problema para el presidente del Legacy Resource Group de Iowa, en Estados Unidos, Tom Klaus, es que "está emergiendo un nuevo paradigma según el cual pensamos que estamos al mismo nivel que nuestros hijos, cuando en realidad estamos hablando de cosas distintas".